JUAREZ EN 1847: LO QUE NO SE HA DICHO
En 1847 perdimos en injusta guerra contra Estados Unidos, los territorios de Nuevo México, la Alta California y lo que hoy son Arizona, Nevada y Utah. Un militar oaxaqueño, don Antonio de León defendió heroicamente Molino del Rey y murió por la patria. Otro oaxaqueño, Juárez, huyó del conflicto.
León había sido gobernador de Oaxaca y Juárez su Secretario del Despacho. En 1846 Juárez dejó de ser parte de una junta de notables que gobernaba temporalmente el estado, para viajar a la ciudad de México y formar parte de la legislatura que supuestamente iba a modificar la Constitución de 1824.
Hoy se sabe que el diputado Juárez no hizo más que suscribir dos documentos: un manifiesto de los diputados (11 de marzo de 1847) declarando a Santa Anna “benemérito de la patria”, (sí, leyó usted bien, a Antonio López de Santa Anna); otro, con toda la diputación, el ridículo decreto para hipotecar los bienes del clero y utilizar los fondos en la guerra, que nunca entró en vigor y, en agosto de 1847, Benito regresa a Oaxaca según dice en sus Efemérides (Documentos, discursos y correspondencia DDC, compilación del Ing. Jorge L. Tamayo, tomo 1 de 15), para “dedicarme al ejercicio de mi profesión”. (“Juárez emprendió viaje a Oaxaca, a pretexto de venir a ejercer su profesión”, cita Iturribarría: Oaxaca en la Historia). Es decir, con los yanquis encima de la capital, abandonaba ésta para en realidad ir a hacer política: el 29 de octubre juraba como gobernador, como reseñamos (HOJA POR HOJA, domingo 19 de marzo 2006).
Para esas fechas, la invasión americana había triunfado y se izaba la bandera yanqui en Palacio Nacional el mismo 15 de septiembre. La guerra había terminado y sólo se estaba en espera del armisticio.
Sin riesgo de guerra ya, el 23 de octubre de ’47, Juárez invoca “el auxilio de la Providencia Divina” (DDC) y pide a los oaxaqueños luchar y “morir en defensa de la independencia y la libertad del país”. En papel, de lejos y sin peligro, todo le era fácil.
Luego, el 5 de noviembre del mismo ’47 (DDC), obliga a don Diego L. Innes (ancestro de nuestro querido director de la Banda de Música del Estado 1950-1975), hipotecar sus bienes para ¡sufragar la defensa!, por supuesto el gobernador no rindió cuentas. Algo igual hizo el 15 de noviembre, pidiendo dinero al obispo, don Antonio Mantecón, quien acepta en escrito del 18 del mismo mes. (DDC).
En enero de 1848 firmó un manifiesto (DDC) condenando a los “yanquis y a los traidores” y previniendo a la población de la posible “invasión” al estado. En febrero de 1848 se firmaban los Tratados de Guadalupe Hidalgo. Eran obvias las simulaciones.
Esos fueron sus hechos, precisamente cuando el País sufrió el mayor despojo geográfico y de su soberanía. Antonio de León moría, Juárez huía.
Juárez y los liberales, no sólo se hicieron a un lado (como Ocampo también), sino que fueron complacientes y simpatizantes con los americanos, y como una prueba está la comilona que Miguel Lerdo de Tejada ofreció en el Convento del Desierto de los Leones, al General Winfield Scott, para implorarle se quedara con todo el territorio mexicano y fuera además presidente de México ¡Esos son los hombres de la Reforma ante el invasor!
Hoy se sabe también que Juárez, el presunto ejemplar esposo y padre, tuvo otra mujer: Juana Rosa Chagoya, con quien procreó dos hijos: Tereso y Susana, ésta última deficiente mental fue representada por don José Maza en el juicio testamentario, en el cual expresamente es referida como “hija natural”, aceptándolo Manuela, Felícitas; Margarita, Soledad, María de Jesús, Josefa y el joven Benito Juárez (Maza). Todo ante el Notario José Villela, el 19 de mayo de 1873. (Asunto citado en la recopilación de Tamayo y detallado por José Manuel Villalpando y Josefina Zoraida Vázquez).
La inmoralidad de políticos y de historiadores oficiales ha hecho que se oculte la verdad sobre uno de los hombres que no ha sido enjuiciado, a quien han convertido en una expresión sacralizada y no en un hombre de carne y hueso, lleno de errores graves. Seguiremos con este tema.
Publicado en EL IMPARCIAL, Oaxaca, el domingo 26 de marzo de 2006, pág. 1-B.
León había sido gobernador de Oaxaca y Juárez su Secretario del Despacho. En 1846 Juárez dejó de ser parte de una junta de notables que gobernaba temporalmente el estado, para viajar a la ciudad de México y formar parte de la legislatura que supuestamente iba a modificar la Constitución de 1824.
Hoy se sabe que el diputado Juárez no hizo más que suscribir dos documentos: un manifiesto de los diputados (11 de marzo de 1847) declarando a Santa Anna “benemérito de la patria”, (sí, leyó usted bien, a Antonio López de Santa Anna); otro, con toda la diputación, el ridículo decreto para hipotecar los bienes del clero y utilizar los fondos en la guerra, que nunca entró en vigor y, en agosto de 1847, Benito regresa a Oaxaca según dice en sus Efemérides (Documentos, discursos y correspondencia DDC, compilación del Ing. Jorge L. Tamayo, tomo 1 de 15), para “dedicarme al ejercicio de mi profesión”. (“Juárez emprendió viaje a Oaxaca, a pretexto de venir a ejercer su profesión”, cita Iturribarría: Oaxaca en la Historia). Es decir, con los yanquis encima de la capital, abandonaba ésta para en realidad ir a hacer política: el 29 de octubre juraba como gobernador, como reseñamos (HOJA POR HOJA, domingo 19 de marzo 2006).
Para esas fechas, la invasión americana había triunfado y se izaba la bandera yanqui en Palacio Nacional el mismo 15 de septiembre. La guerra había terminado y sólo se estaba en espera del armisticio.
Sin riesgo de guerra ya, el 23 de octubre de ’47, Juárez invoca “el auxilio de la Providencia Divina” (DDC) y pide a los oaxaqueños luchar y “morir en defensa de la independencia y la libertad del país”. En papel, de lejos y sin peligro, todo le era fácil.
Luego, el 5 de noviembre del mismo ’47 (DDC), obliga a don Diego L. Innes (ancestro de nuestro querido director de la Banda de Música del Estado 1950-1975), hipotecar sus bienes para ¡sufragar la defensa!, por supuesto el gobernador no rindió cuentas. Algo igual hizo el 15 de noviembre, pidiendo dinero al obispo, don Antonio Mantecón, quien acepta en escrito del 18 del mismo mes. (DDC).
En enero de 1848 firmó un manifiesto (DDC) condenando a los “yanquis y a los traidores” y previniendo a la población de la posible “invasión” al estado. En febrero de 1848 se firmaban los Tratados de Guadalupe Hidalgo. Eran obvias las simulaciones.
Esos fueron sus hechos, precisamente cuando el País sufrió el mayor despojo geográfico y de su soberanía. Antonio de León moría, Juárez huía.
Juárez y los liberales, no sólo se hicieron a un lado (como Ocampo también), sino que fueron complacientes y simpatizantes con los americanos, y como una prueba está la comilona que Miguel Lerdo de Tejada ofreció en el Convento del Desierto de los Leones, al General Winfield Scott, para implorarle se quedara con todo el territorio mexicano y fuera además presidente de México ¡Esos son los hombres de la Reforma ante el invasor!
Hoy se sabe también que Juárez, el presunto ejemplar esposo y padre, tuvo otra mujer: Juana Rosa Chagoya, con quien procreó dos hijos: Tereso y Susana, ésta última deficiente mental fue representada por don José Maza en el juicio testamentario, en el cual expresamente es referida como “hija natural”, aceptándolo Manuela, Felícitas; Margarita, Soledad, María de Jesús, Josefa y el joven Benito Juárez (Maza). Todo ante el Notario José Villela, el 19 de mayo de 1873. (Asunto citado en la recopilación de Tamayo y detallado por José Manuel Villalpando y Josefina Zoraida Vázquez).
La inmoralidad de políticos y de historiadores oficiales ha hecho que se oculte la verdad sobre uno de los hombres que no ha sido enjuiciado, a quien han convertido en una expresión sacralizada y no en un hombre de carne y hueso, lleno de errores graves. Seguiremos con este tema.
Publicado en EL IMPARCIAL, Oaxaca, el domingo 26 de marzo de 2006, pág. 1-B.
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